¡Confianza confianza le dijo el ganso a la gansa! - Sucot

Esta hermosa palabra tuve el honor y la bendición de recibirla por parte del Eterno hace unos cuantos años atrás, en un momento de mi vida en el cual nada parecía estar bien, y cuando digo nada es nada, llegó justo en uno de los tantos desiertos que he tenido que pasar pero que hoy mirando hacia atrás puedo decir: ¡Gracias Abba (Padre)!, porque tú eres fiel y tu misericordia se renueva cada mañana y dura para siempre.
Este Sucot ha sido un Sucot hermoso, cada fiesta llega con un regalo especial y diferente, en esta ocasión, para este artículo hemos querido compartir con ustedes estas hermosas palabras que nuestro Eterno Elohim (Di-s) nos ha dado a todos, y así, hacer un recorderis y al igual que el rey David decir: "Él es mi Dios amoroso, mi amparo, mi más alto escondite, mi libertador, mi escudo, en quien me refugio, Él es quien pone los pueblos a mis pies" [Salmo 144:2]
Seguro que si realizamos una convocatoria en la cual hiciéramos un llamado a aquellas personas que consideran tienen un testimonio de vida tal que, con el dolor que han tenido que enfrentar estén convencidos que es posible redimir todos los pecados del pueblo de Israel, tendríamos muchísimas historias y artículos para compartir durante ¡varios años!
Sí, es muy probable que todos en algún punto de nuestro andar por el desierto hemos considerado que nuestro dolor es único, que nadie más ha llegado a padecer tal cosa, que hemos sufrido lo indecible, lo cual queridos hermanos es completamente natural pues, debemos de partir del hecho que somos humanos, débiles, frágiles, "El hombre es como la hierba, sus días florecen como la flor del campo: sacudida por el viento, desaparece sin dejar rastro alguno" [Salmos 103:15-16].
No solo tú o yo nos hemos sentido así, también Moshe (Moisés) cuando recibió la noticia que no entraría a la tierra prometida [Deuteronomio 3:26-27], también el melej (rey) David al ver que su propio hijo se había levantado contra él (Salmo 3), porque no olvidemos que, aunque ellos fueron grandes siervos escogidos por el Eterno también eran humanos de carne y hueso.
Pero no es solo nuestra humanidad la que queremos recordar o hacer ver en estas palabras, lo más importante que queremos resaltar aquí, es que no somos los únicos que estamos o hemos pasado por el desierto, y que no solo eso, sino que además no estamos solos pues El Elohim de Abraham, Isaac y Jacob está con nosotros, Él ha prometido que vendrá, nos ayudará, nos retribuirá, curará y consolará. No te sientas mal o frustrado cuando te encuentres desanimado, deprimido o agotado recuerda que es completamente natural y ten siempre presente que "Él fortalece al cansado y acrecienta las fuerzas del débil" [Isaías 40:29].
Y de eso se trata la Sucá, es en su fragilidad que nuestro Abba confirma el amor, la misericordia inmerecida y la infinita fidelidad para con cada uno de nosotros.
Porque "Tú eres fiel con quien es fiel, e irreprochable con quien es irreprochable; sincero eres con quien es sincero, pero sagaz con el que es tramposo. Das la victoria a los humildes, pero tu mirada humilla a los altaneros." [2 Samuel 22:26-28]
Con este pequeño mensaje querido lector queremos pedirle a El Eterno de Israel nos conceda la obediencia de Abraham para cumplir sus preceptos y mandamientos, la humildad de Moshe (Moisés) para que podamos aceptar su santa voluntad, la entereza de carácter y la determinación de Yehoshua (Josué) para que seamos fuertes y valientes y se nos conceda entrar a la tierra prometida, que caminemos en sus promesas y sus palabras todos los días de nuestras vidas, que así sea su voluntad.
Y no olviden: "Fortalezcan las manos débiles, afirmen las rodillas temblorosas; digan a los de corazón temeroso: Sean fuertes, no tengan miedo. Su Dios vendrá, vendrá con venganza; con retribución divina vendrá a salvarlos" [Isaías 35:3-4]
Amén y Amén
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